Oración.

30 de enero de 2011

 

Quiero gritarle al Dios del deseo,

Que la anhelo.
Y que no solo anhelo
El sabroso palpar de sus dedos,
Sino que también añoro el andar trémulo
De sus pensamientos,
Esos que son capaces de cohibir
Al mas puro de los contactos.

Quiero proponerle al mismo Dios
Un pequeño intercambio;
Que por el precio de dos vidas,
Permitaseme embriagar del fulgor de sus ojos,
Del Damasco de su piel,
Y dejarme llevar por la inmensidad del descontrol.

Prometo entregar mi mayor devoción,
Mi mas incrédulo amor,
Por ser su razón de ser.
Pongo en la mesa
Mi total sinceridad,
La cual no intentará resumir todo
En solo una noche,
Mas si intentara prosperar
La diminuta instancia de mi ser
En la totalidad de su espacio.

Quiero, en esta divisa,
Exigir la tercera oportunidad
De sentirme parte de lo que reconoces como plenitud.